Síndrome de Munchausen por Poderes: qué es, cómo detectarlo y como actuar

Blog Psicología

Seguramente hayan oído hablar del síndrome de Munchausen, que es un fenómeno en el que una persona desarrolla en él mismo una sintomatología que aparentemente es real, pero que es fruto de una somatización psicológica fruto de un cuadro de ansiedad psicopatológica. Es uno de los conocidos como trastornos facticios en los que el sujeto parece tener la motivación de ser paciente y estar enfermo, aunque no haya ninguna enfermedad real detrás de esa sintomatología. El nombre deriva del conocido como barón de Munchausen, que fue un conocido barón alemán del siglo XVIII que pasó a la historia por contar historias de sus aventuras que no eran reales y que en la mayoría de ellas exageraba notablemente los actos heroicos para cautivar a sus espectadores mientras las narraba.

El síndrome de Munchausen por poderes es una variante del síndrome de Munchausen en la que un adulto, normalmente un progenitor o cuidador simula o genera deliberadamente síntomas o signos de enfermedad en  un niño dependiente, provocando así exploraciones y tratamientos innecesarios y potencialmente dañinos. También se puede dar en un cuidador de una persona dependiente, como un anciano o un adulto con alguna enfermedad grave que lo haga dependiente del cuidado de otra persona. En su presentación más habitual, el responsable es el adulto cuidador, normalmente la madre, y el niño es una mera víctima, aunque es el que presenta los síntomas. La característica de este síndrome es que hay una creación de un trastorno en otra persona y no sobre sí mismo, como en el tradicional síndrme de Munchausen, siendo un síntoma habitual la angustia del médico por buscar los síntomas extraños sobre los que no encuentra explicación ni una solución clara. No deja de ser curioso que fueron los pediatras quienes detectaron los primeros casos, y al principio se pensó que las madres no eran enfermas mentales, pero cuando se hizo una exploración completa, se descubrió que sí había señales de psicopatología en estas madres que infringían lesiones  a sus hijos.

Los datos sobre su epidemiología no son excesivamente fiables, ya que una de las características de este síndrome es que resulta muy difícil detectarlo, por lo que es fácil sospechar que la mayoría de los pacientes de Munchausen por poderes están sin diagnosticar, o son diagnosticados erróneamente de otros trastornos o enfermedades que en realidad no padecen.

En qué consiste

En la presentación este síndrome, en el niño se pueden presentar la práctica totalidad de las enfermedades infantiles, yendo desde la exacerbación de síntomas reales al daño físico deliberado. En un estudio que se realizó se encontró la siguiente lista de enfermedades encontradas: epilepsia, otitis, bacterienemia, fiebre, envenenamiento, asfixia, apnea, muerte súbita infantil, trastornos del desarrollo, hipoacusia, fibrosis quística, obstrucción de vías aéreas, hemofilia, trastornos psiquiátricos, trastornos cardiacos, menorragia, hematuria, perforación esofágica,… esto nos hace una idea de la gran variedad  de presentación de características clínicas en este síndrome.

En cuanto a las víctimas, habitualmente son niños pequeños de una edad media (alrededor de los 35-40 meses). No se han encontrados diferencias de género. Entre hermanos se encuentra una elevada comorbilidad incluyendo enfermedad inducida, lesiones no accidentales, detención en el desarrollo, negligencia y muerte inexplicable. En los últimos años se están describiendo también casos de Munchausen por poderes en cuidadores de enfermos dependientes, como pueden ser enfermos de Alzheimer, con edades comprendidas entre los 70 y los 90 años, y con características como la incapacidad de comunicarse, la afectación mnésica o la grave afectación cognitiva.

Los responsables suelen ser las madres o la cuidadora del niño (abuela, la tía o una canguro), es infrecuente que se trate del padre. La responsable tiene en muchos casos conocimientos médicos avanzados e incluso estudios de enfermería y primeros auxilios. Es excepcional que haya un trastorno de personalidad, aunque se han detectado algunos casos de tipo histriónico y borderline. Son más habituales los trastornos facticios, somatomorfos, el síndrome de Munchausen, o los trastornos de la alimentación. También es una característica muy común que el padre sea de tipo pasivo o ausente, o escasamente implicado emocionalmente en la familia y en la crianza de los hijos.

Síntomas más frecuentes en su presentación grave

A continuación, describimos algunos de los síntomas más frecuentes que deben observarse para poder detectar lo antes posible la presencia del síndrome de Munchausen por poderes, como lo son:

– El niño presenta numerosos síntomas de enfermedades o patologías muy variadas, muy frecuentes y con explicaciones poco habituales.

– El estado de salud del niño no parece mejorar tras la intervención de un profesional o la aplicación de un tratamiento.

– Los profesionales sanitarios están desconcertados ante la aparición de síntomas o no tienen una clara explicación de por qué no evoluciona positivamente el estado de salud del menor.

– Los síntomas del niño varían sospechosamente de una patología a otra y a veces con presentaciones clínicas poco frecuentes o extrañas.

– Es siempre el cuidador principal el que se encarga de atender al menor, de llevarlo al médico, e incluso se percibe que desplaza a cualquier otro familiar cercano.

– Hay una diferencia en la percepción de la problemática muy significativa cuando el menor está con otro cuidador, que parece estar sano, mientras que con su cuidador principal enseguida hay un empeoramiento drástico.

– Cuando se hace un seguimiento un poco más exhaustivo del menor, es el cuidador principal el que abandona el tratamiento y busca otro profesional, presentando a menudo un largo historial de profesionales consultados, todos aparentemente sin éxito.

– En algunos casos hay un daño grave que puede provocar en el menor enfermedades reales o hasta la muerte.

Síntomas más frecuentes en su presentación más leve

Hay una presentación de este mismo síndrome de Munchausen por poderes que es menos grave, aunque no por ello deja de ser perjudicial para el menor, y que puede tener las siguientes características:

– El cuidador principal expone una problemática en el menor que no corresponde con lo que perciben otros miembros de la familia, como puede ser el padre u otro familiar cercano.

– Hay quejas sobre el comportamiento del menor, con supuestas conductas graves, que pueden no ser compartidas por otros miembros de la familia.

– Se informa de conductas, negligencias, insultos, agresiones,…que el menor lleva a cabo que extrañamente son percibidas por otros miembros de la familia.

– Se describe la labor de cuidado del menor como algo tremendamente complicado y demandante, no al alcance de cualquier persona.

– El menor, cuando no está en presencia del cuidador principal muestra un comportamiento normalizado, muy distinto al que se se supone que tendría cuando está en presencia de su cuidador principal.

Síntomas más frecuentes en ancianos y personas dependientes

Cuando se trata de un síndrome de Munchausen por poderes en personas de edad avanzada o grandes dependientes, suele darse con cuidadores profesionales que la familia ha contratado para hacerse cargo de sus cuidados o con algún familiar cercano que se hace responsable de los cuidados del enfermo, normalmente es frecuente la figura de la hija. Lo síntomas que se suelen describir son los siguientes:

– Empeoramiento del estado de salud del anciano bajo los cuidados del su cuidador principal.

– Continuos episodios de recaídas en estado de salud, patologías variadas, lesiones, que no tienen fácil explicación y que agravan el estado de salud del anciano y lo hacen aun más dependiente del cuidador principal.

– Mejoría de la salud del anciano cuando no está bajo los cuidados de su cuidador principal.

– El cuidador principal se queja con frecuencia de lo difícil que es su labor, y a la vez, no deja que nadie le ayude ni le sustituya, incluso desplazando a otros cuidadores o familiares para hacerse cargo en exclusiva de este.

Características del cuidador principal

Después de ver en qué consiste el síndrome de Munchausen por poderes, cabe preguntarse por las características que suele presentar el cuidador principal que es el que realmente padece el síndrome y que lo traslada a la persona que es dependiente de él y sobre la que desarrolla su enfermedad somática o facticia. Éstas son las características más habituales:

– En el caso de menores, suele dar en la madre con mayor frecuencia.

– En el caso de ancianos o personas dependientes, se suele dar en cuidadores profesionales o en una hija que se hace cargo de los cuidados.

– Son personas con muchas inseguridades personales, normalmente poco resolutivas y a menudo, dependientes de otras personas o familiares.

– No suelen tener una vida profesional o laboral satisfactoria.

– Pueden usar su ocupación como sufridos cuidadores como su ocupación principal y desplazar cualquier otra ocupación.

– Tienen antecedentes de patologías mentales como depresiones, trastornos de ansiedad, hipocondriasis, o el propio síndrome de Munchausen.

– Pueden tener conocimientos inusuales sobre enfermedades o tratamientos farmacológicos que no suelen estar al alcance de personas sin formación médica o psicológica reglada.

– Dependencia económica ligada al cuidado del menor o del anciano.

Cómo abordar este fenómeno

Si se detecta un caso de síndrome de Munchausen por poderes, se deben seguir  las siguientes recomendaciones:

– En casos graves en los que corra peligro la salud del menor o del anciano dependiente, se debe apartar al cuidador principal de inmediato para evitar que siga poniendo en peligro su salud. En algunos casos será incluso necesario tomar medidas legales al respecto, ya que algunas de estas conductas pueden llegar a ser constitutivas de delitos graves.

– En casos más leves, hay que supervisar la labor de cuidado de la persona dependiente y no dejarla nunca en exclusivo cuidado de una sola persona.

. En casos de madres sobreprotectoras, se requiere de la implicación del padre en la labor de cuidado del menor, una correcta supervisión y participación activa en las labores cotidianas.

– La persona que ha desarrollado este síndrome, debe ponerse en tratamiento y analizar las causas por las que ha llegado a poner en peligro la salud de su propio hijo o de una persona mayor.

– Tener un seguimiento periódico de un profesional de forma continuada, que conozca la problemática y que haga un seguimiento estrecho del caso.

Antonio Gijón

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