Qué es una adicción

Es una pregunta de difícil respuesta. No todo aquel que consume alguna sustancia es un adicto, como tampoco un adicto necesariamente tiene que consumir una determinada cantidad de la sustancia en cuestión. Además, y para complicar aun más la respuesta a esta cuestión, también hay adicciones sin sustancia, conocidas como adicciones conductuales.

La clave está en la pérdida del control que tiene el individuo sobre el consumo de una sustancia o sobre una conducta adictiva, que no tiene nada que ver con la cantidad ni la frecuencia del consumo, sino con la incapacidad del individuo de controlar el consumo a pesar de tener interés en dejarlo.

Cuando un paciente acude a nuestra consulta buscando ayuda profesional sobre esta temática, una pregunta que se hace habitualmente es «¿qué ha intentado para dejar el consumo?», y la respuesta más frecuente es que ha intentado de todo, desde dejar el consumo, tirar toda la sustancia que tenía, no llevar dinero, no llevar tarjetas bancarias, alejarse de amistades de riesgo,…. y a pesar de todo, vuelve a consumir, ignorando su voluntad de dejarlo y fracasando una y otra vez en su intento de evitar los efectos del consumo, incluso faltando a su promesa a familiares o pareja de que lo iban a dejar.

La adicción, por tanto, es mucho más que un problema de consumo de una sustancia. Una persona puede tener puntualmente un episodio de consumo excesivo y sufrir las consecuencias de éste, y no necesariamente implica que haya desarrollado una adicción. Hay episodios de abuso de sustancias que suponen un problema para quien lo experimenta, pero que no constituyen indicios de adicción. La adicción es mucho más, implica una incapacidad de controlar el consumo a pesar de tomar medidas para dejarlo y tener la firme voluntad de conseguirlo.

La adicción es una enfermedad que afecta al cerebro del adicto, anulando su capacidad de toma de decisiones y control de impulsos. La neurociencia, en las últimas décadas, ha demostrado que el principal efecto que provoca la adicción es sobre el lóbulo prefrontal, concretamente en las conocidas como funciones ejecutivas, anulando el correcto funcionamiento de éstas y generando alteraciones como por ejemplo:

  • Pérdida del control de impulsos, pues el adicto no controla sus necesidad básicas que conducen al consumo compulsivo y reiterado de la sustancia o conducta adictiva, a pesar de ser consciente de sus consecuencias adversas y decisión de dejar el consumo.
  • Problemas de planificación: el paciente presenta serias dificultades para llevar su vida adecuadamente, teniendo dificultades en cuestiones como el manejo de dinero, cumplimiento de obligaciones, gestión del tiempo, tareas básicas de la vida,…
  • Alteración de su capacidad de razonamiento: El adicto, aunque no presente problemas relacionados con su capacidad intelectual, tiene dificultades para razonar y solucionar problemas de la vida cotidiana.
  • Toma de decisiones alterada: Bajo los efectos del consumo o en estado de abstinencia, el adicto tiene alterada su capacidad de toma de decisiones, que le lleva una y otra vez a tomar decisiones que le perjudican y que conducen inexorablemente al consumo compulsivo.
  • Pensamiento obsesivo y repetitivo: El adicto presenta pensamientos claramente obsesivos, a menudo en relación a asuntos irrelevantes o absurdos, pero que le genera sufrimiento y comportamientos agresivos, incluso contra aquellos seres queridos más cercanos.
  • Problemas de atención y concentración: El consumo altera la capacidad de centrarse en una tarea y terminarla, a menudo deja sin terminar muchas tareas que inicia y que deja sistemáticamente por otras tareas impulsivas que se le ocurren. Esto puede llegar a afectar seriamente a su trabajo, estudios o relaciones personales.
  • Lentitud de pensamiento: La sensación del adicto es que su pensamiento es cada vez más lento y espeso, cada vez le cuesta más esfuerzo realizar tareas que antes realizaba sin apenas esfuerzo. Es muy frecuente que el paciente tenga sospechas de que puede estar teniendo un deterioro cognitivo asociado al consumo de sustancias, siendo éste asunto uno de los principales motivos para ponerse en tratamiento.
  • Dificultad para identificar emociones: Después de un consumo prolongado durante años, el adicto tiene dañadas las funciones cognitivas que tienen que ver con la identificación de emociones, de manera que un adicto cada vez identifica menos emociones en su estado, reduciendo toda su carga emocional a un «estar bien» o «estar mal», no identificando emociones como cansancio, tristeza, melancolía, tranquilidad, satisfacción,….. Este efecto es uno de los principales causantes de que los adictos consuman reiteradamente ante cualquier altibajo emocional, que identifican necesariamente como un malestar emocional que sólo se alivia con el consumo de la sustancia.
  • Apatía o desánimo generalizado: El interés del adicto por cada vez menos cosas en su vida es una seña de identidad de quienes padecen la enfermedad. Cada vez llevan a cabo menos actividades, aficiones, motivaciones o intereses, que han sido desplazados progresivamente por el consumo de sustancias o por actividades relacionadas con éste. Los adictos a menudo llegan a consulta sin apenas ninguna motivación o intereses saludables.
  • Desinterés por las normas: El adicto presenta cada vez más comportamientos atípicos o socialmente inadecuados, que en muchas ocasiones pueden llegar a ser ilegales. Es común ver en consulta a pacientes con problemas legales de todo tipo, desde robos, estafas, deudas, agresiones sexuales, sanciones de tráfico,…..
  • Conductas agresivas: El consumo va agravando cada vez más el comportamiento del adicto, que es más agresivo incluso hacia sus familiares más cercanos, a los que trata mal, incluso físicamente. Este comportamiento agresivo se debe al malestar emocional del adicto que le lleva a emitir conductas de agresividad como mecanismo de evasión de ese malestar.
  • Actividad motora excesiva y sin una finalidad: A menudo nuestros pacientes relatan que siempre están haciendo cosas, desde deporte, trabajar, limpiar, comprar, navegar por internet, leer,… pero sin un control ni orden y sin una finalidad. La sensación es de que pierden el tiempo continuamente a pesar de estar todo el día haciendo cosas y sentirse atareados y estresados.

Éstos son los principales síntomas de una adicción. Como puede comprobar, es un diagnóstico complejo, que es mucho más complejo que el consumo de una sustancia o los efectos físicos de un consumo excesivo de una droga.

Busque ayuda profesional y que un especialista le valore específicamente si ha desarrollado una adicción o simplemente tiene un problema de consumo de sustancias.

Antonio Gijón